Apps municipales de taxi: impulso público hacia la digitalización del servicio

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El mapa de aplicaciones municipales de taxi en España empieza a tomar forma. De Bilbao a Barcelona, de Zaragoza a Fuerteventura, distintos ayuntamientos han decidido desarrollar sus propias herramientas digitales para modernizar el servicio y reforzar su papel como gestores públicos del transporte urbano. Sin embargo, bajo la apariencia de innovación tecnológica, se dibujan también distintas filosofías sobre cómo debe entenderse la digitalización del taxi.

Cuatro modelos públicos, un mismo objetivo

Hoy existen, al menos, cuatro aplicaciones municipales impulsadas directamente por administraciones públicas: Picmi Taxi (Área Metropolitana de Barcelona), MOZA (Ayuntamiento de Zaragoza), TaxiBilbao (Ayuntamiento de Bilbao) y Puertotaxi (Ayuntamiento de Puerto del Rosario, Fuerteventura). Todas comparten un mismo punto de partida: ofrecer un servicio público digital que no dependa de plataformas privadas.

En estos proyectos, el taxi mantiene su identidad de servicio público, con tarifas reguladas, flotas locales y control municipal sobre la información y los datos generados. 

Canarias y la expansión insular

En Tenerife y Fuerteventura, los cabildos han apostado por desarrollos propios, pensados tanto para los usuarios como para la administración. En el caso de Puerto del Rosario, la nueva app Puertotaxi permite geolocalizar taxis, consultar tarifas y gestionar turnos. Son proyectos que avanzan hacia una digitalización insular, donde el taxi se convierte también en fuente de datos de movilidad.

Más allá de las grandes ciudades

Mientras tanto, entidades como el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) publican estrategias que promueven la digitalización del sistema de transporte, incluyendo la “estandarización” y el “tratamiento e intercambio de información” como elementos clave. Esto abre la puerta a que más municipios apuesten por apps propias como instrumento de movilidad.
 

Entre la oportunidad y el riesgo

La digitalización pública del taxi ofrece oportunidades evidentes: control transparente, igualdad de acceso para toda la flota y refuerzo del carácter de servicio público. Pero también plantea riesgos: burocratización, lentitud en la actualización tecnológica y dificultades de mantenimiento frente a las plataformas privadas, que se mueven con mayor agilidad.

En el fondo, la cuestión de las apps municipales no es solo tecnológica, sino política: ¿debe el taxi digital depender del mercado o del ayuntamiento? 

La respuesta, como casi siempre, dependerá de la visión que cada ciudad tenga sobre su propio transporte público. Pero lo cierto es que el proceso ya está en marcha, y el taxi, una vez más, vuelve a ser terreno de innovación… y de disputa por el control del servicio.

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