Taxi rural: invisible en invierno, imprescindible todo el año

En los pueblos, el taxi es mucho más que transporte. Es compañía para una cita médica, ayuda cuando no hay autobuses, o la única forma de moverse para personas mayores que viven solas. Es un servicio esencial, aunque muchas veces pase desapercibido.
Durante el año, el taxi rural trabaja casi en silencio. Pero cuando llega el verano y el turismo llena las calles, se multiplica la demanda y aparecen los dilemas: ¿cómo seguir atendiendo a quienes siempre han estado, sin dejar de dar la bienvenida a los que vienen?
Porque sí, el turismo trae ingresos, pero también puede tensionar los pocos recursos que hay. Y el taxi rural, con un solo vehículo a veces, intenta llegar a todo. Sin refuerzos, sin horarios extra, sin ayudas.
El problema no es solo de movilidad, es de equidad y de mirada:
¿Cómo puede ser invisible algo tan esencial?
Defender el taxi rural es defender la vida en los pueblos, los derechos de quienes los habitan y la dignidad de quienes los recorren kilómetro a kilómetro, haga frío, calor, o no haya nadie mirando.
En la España rural, sin taxis, no hay red.