30 años a través de algunos de los taxis más icónicos

El Skoda Octavia, un clásico del taxi madrileño
El Skoda Octavia, un clásico del taxi madrileño

En estas tres décadas de vida de La Gaceta del Taxi, hemos sido testigos de una auténtica revolución sobre ruedas. La evolución del taxi en España no solo se ha medido en tarifas, normativas o en los cambios tecnológicos, sino también, y de forma muy visible, a través de los vehículos que han recorrido nuestras calles. Cada época ha tenido sus modelos estrella, esos coches que se convirtieron en símbolos de fiabilidad, economía o innovación.

En los años 90, lo que primaba era la dureza del motor y la sencillez mecánica. No se hablaba de híbridos ni de ayudas electrónicas. Es la década del Renault 19, un coche “agradecido”, que no daba problemas y permitía sacar rendimiento económico día a día. Aunque no tenía lujos, era un vehículo eficaz, bien ajustado al perfil del taxi urbano de entonces, con un mantenimiento barato y acceso fácil a recambios.

Pero también fueron años donde el Peugeot 505 se convirtió en uno de los reyes de la calle, con su diseño sobrio y su mecánica casi indestructible. Le siguieron, el SEAT Toledo de primera generación, el Mercedes 190, o el Opel Vectra, especialmente en su primera generación, uno de los modelos más utilizados como taxi en muchas ciudades españolas. Estos modelos diésel eran resistentes, fáciles de mantener y aguantaban jornadas maratonianas.

El modelo Opel Vectra, muy común durante la década de los 90
El modelo Opel Vectra, muy común durante la década de los 90

Con el cambio de milenio llegaron nuevas exigencias, por parte de los usuarios, pero también por parte de los conductores. Aire acondicionado más potente, espacio extra para equipaje, y un mayor confort en el interior. El Skoda Octavia se convirtió en una apuesta segura, igual que el Toyota Avensis, el Citroën C5 o el Altea XL. Se mejoró notablemente la experiencia del pasajero, y los conductores empezaron a valorar aspectos como la suspensión, el aislamiento acústico y el consumo. Fueron los años en los que la tecnología comenzaba a entrar tímidamente en el taxi para terminar cambiándolo todo por completo.

El gran salto llegó en la década de 2010 con la irrupción del Toyota Prius. Un modelo que se ganó la confianza de miles de taxistas, sobre todo en Madrid y Barcelona, gracias a su consumo reducido, su bajo mantenimiento y su etiqueta ECO. Le siguieron el Toyota Prius+, y modelos como el Hyundai Ioniq, consolidando una nueva forma de entender el servicio: más silenciosa, menos contaminante y más rentable a largo plazo.

La última etapa nos está llevando hacia una transformación aún mayor. Los taxis eléctricos ya no son una rareza. Modelos como el Kia e-Niro, el nuevo Bz4x, el Ioniq 5 o el LEVC TX, con su estilo “London Cab”, están ganando presencia en las grandes ciudades.

Las ayudas públicas, las restricciones al diésel en zonas de bajas emisiones y la mejora en la infraestructura de carga han facilitado este salto. Eso sí, el reto sigue siendo importante: precios altos, necesidad de puntos de recarga rápidos y la gestión de las autonomías en turnos largos.

A lo largo de estos 30 años, el taxi ha cambiado por fuera y por dentro. El vehículo ha sido reflejo de la modernización del sector, pero también del esfuerzo diario de miles de profesionales que necesitan fiabilidad, economía y comodidad para trabajar. TAMBIÉN ES NOTICIA

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