Cómo afectan las altas temperaturas a la presión arterial

En verano, cuando los termómetros suben y las horas en el taxi se alargan, es común sentirse más cansado, sudar por encima de lo normal o incluso sufrir mareos al acabar una jornada. Lo que muchos conductores no saben es que gran parte de estas molestias pueden estar relacionadas con su presión arterial, que se ve directamente afectada por el calor.
Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC), las temperaturas elevadas tienen un efecto vasodilatador, lo que provoca que los vasos sanguíneos se dilaten para favorecer la pérdida de calor corporal. Como consecuencia, la presión arterial puede disminuir, especialmente en personas que ya tienen la tensión baja, lo que se traduce en síntomas como debilidad, somnolencia o visión borrosa. En cambio, quienes padecen hipertensión pueden experimentar una reducción aparente de la tensión durante el verano, pero esto no significa que deban abandonar su tratamiento, ya que los cambios pueden ser temporales y variables.
Para quienes tienen la tensión baja (hipotensión), las altas temperaturas agravan los efectos del calor. El cuerpo pierde agua y sales a través del sudor, lo que reduce el volumen sanguíneo y, por tanto, baja la presión arterial aún más. Esto puede provocar mareos al ponerse de pie, desmayos o dificultad para concentrarse, algo especialmente peligroso al volante. En el caso de la tensión alta (hipertensión), es cierto que algunos estudios, como los publicados por la American Heart Association, indican que en climas cálidos los niveles de presión pueden descender ligeramente. Sin embargo, este efecto no siempre es constante ni suficiente como para ajustar la medicación sin supervisión médica. Una bajada brusca en una persona hipertensa puede tener efectos negativos, sobre todo si coincide con deshidratación o toma de diuréticos.
La hidratación es vital
Durante los meses de más calor, mantenerse hidratado es clave. Beber agua con frecuencia, incluso antes de sentir sed, ayuda a estabilizar el volumen de sangre y prevenir caídas bruscas de tensión. Si se suda mucho durante el turno, puede ser útil incluir bebidas isotónicas con sales minerales.
También la alimentación cumple un papel fundamental y es recomendable evitar comidas copiosas o muy saladas, ya que esto facilita la digestión y reduce la carga de trabajo del cuerpo, especialmente en las horas centrales del día.
Buenos hábitos
Igual de importante que mantenerse hidratado y tener una buena alimentación es tener en cuenta una serie de buenos hábitos relacionado con el día a día. Por ejemplo, antes de iniciar la jornada, es aconsejable ventilar bien el vehículo.
Un coche estacionado al sol puede alcanzar temperaturas extremas en pocos minutos, por lo que conviene abrir puertas y ventanas antes de encender el aire acondicionado. Una climatización progresiva evita el choque térmico, que también puede influir en la presión arterial. Asimismo, hay que prestar atención al uso de medicamentos. Algunos fármacos, como los antihipertensivos o diuréticos, pueden intensificar la sensibilidad al calor. Si se experimentan síntomas como palpitaciones, fatiga o mareos, es recomendable consultar con el médico, pero nunca modificar la dosis por iniciativa propia.
Otro aspecto a tener en cuenta es la exposición directa al sol. En las paradas sin sombra o durante los relevos, estar mucho tiempo de pie bajo el sol puede aumentar el riesgo de bajadas de tensión. Siempre que sea posible, es preferible descansar a la sombra o en una zona ventilada.
Pero sin duda, los expertos también ncial esconsideran esecuchar al cuerpo. Síntomas como dolor de cabeza, sudor frío, visión borrosa, náuseas o sensación de inestabilidad pueden ser señales de que algo no va bien. En esos casos, lo más sensato es detener la actividad, refrescarse y beber agua. Si la situación no mejora, debe buscarse atención médica.
En definitiva, las altas temperaturas del verano alteran el equilibrio del cuerpo y afectan directamente a la presión arterial. Cuidar la hidratación, la alimentación, el entorno térmico del vehículo y seguir correctamente el tratamiento médico son claves para prevenir incidentes.
Para los profesionales del volante, adaptarse al calor no es solo una cuestión de comodidad, sino una condición indispensable para mantener la seguridad, la salud y el rendimiento durante los meses más exigentes del año. TAMBIÉN ES NOTICIA
PUEDES RECIBIR TODAS LAS NOTICIAS GRATIS EN NUESTRO SERVICIO DE WHATSAPP: HAZ CLICK AQUÍ