Adaptarse al pago electrónico en taxis nunca fue tan fácil

Imagen Tim Samuel
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El uso del pago con tarjeta se ha convertido en una parte fundamental del servicio en un contexto donde el efectivo pierde peso en favor de métodos electrónicos. Por ello, contar con un buen TPV (Terminal de Punto de Venta) ya no es una opción para el taxista, sino una necesidad diaria tanto para cumplir con la normativa como para responder a las nuevas expectativas de los pasajeros.

En muchas ciudades españolas, el cobro con tarjeta es obligatorio por ley. Esta medida, impulsada por distintas administraciones autonómicas y municipales, busca garantizar que todos los usuarios, incluidos turistas o quienes no disponen de efectivo, puedan pagar cómodamente sus desplazamientos. La tendencia va en aumento: en grandes núcleos urbanos como Madrid, Barcelona o Valencia, el pago con tarjeta o móvil en el taxi es ya una práctica extendida.

Aunque no existen datos oficiales unificados sobre la implantación de TPV en el sector, sí es evidente la proliferación de estos dispositivos en vehículos de todo el país. La razón es doble: por un lado, el cumplimiento normativo; por otro, la evolución de los hábitos de consumo. Informes como el Barómetro de medios de pago elaborado por el Banco de España en 2024 destacan que más del 70 % de los usuarios priorizan el uso de tarjeta, móvil o reloj inteligente frente al efectivo para sus pagos cotidianos, incluido el transporte.

Este nuevo escenario ha dado lugar a una oferta creciente de TPV dirigidos a profesionales autónomos, especialmente taxistas. Empresas fintech han ganado terreno frente a los dispositivos bancarios tradicionales, ofreciendo terminales compactos, sin cuotas fijas y con comisiones por operación claramente definidas. Se trata de soluciones que permiten cobrar con tarjeta, contactless o incluso mediante plataformas como Apple Pay, Google Pay o Bizum, adaptándose a las demandas actuales de los usuarios.

Una de las principales ventajas de estos TPV móviles es su autonomía. Funcionan mediante conexión Bluetooth con el teléfono del conductor o, directamente, con tarjeta SIM integrada y cobertura 4G, lo que permite mantener el servicio activo incluso en trayectos de larga distancia o zonas con poca cobertura WiFi. A esto se suma la posibilidad de recibir los pagos en la cuenta bancaria en 24 o 48 horas, o incluso al instante, en función del proveedor elegido.

Las entidades bancarias, por su parte, continúan ofreciendo TPV convencionales con condiciones específicas para autónomos. En algunos casos, las comisiones por operación son más reducidas, pero a cambio se exigen cuotas mensuales, vinculaciones a cuentas u otros productos financieros. La elección entre una solución bancaria y una fintech depende del volumen de facturación, el tipo de clientela y el perfil del profesional.

El TPV no solo influye en la gestión económica del taxi, sino también en la percepción del servicio por parte del cliente. Disponer de medios de pago modernos proyecta una imagen profesional, fiable y adaptada a los nuevos tiempos. En un mercado cada vez más competitivo, estos detalles pueden marcar la diferencia entre conservar un cliente o perderlo frente a opciones más convenientes.

Desde las asociaciones del sector se defiende la incorporación de tecnologías que faciliten el día a día del profesional y refuercen la competitividad del taxi frente a otros modelos de transporte.

Aunque no existen cifras concretas sobre la penetración del uso de TPVs en el sector a nivel nacional, la digitalización del cobro en el taxi, impulsada por la tecnología y por las nuevas demandas del consumidor, es, sin duda, una realidad consolidada.