Dos informes, una misma ciudad
En apenas dos semanas se han publicado dos informes sobre la movilidad en Madrid que llegan a diagnósticos muy distintos. Uno describe un escenario de saturación y dudaba sobre la calidad de los datos disponibles. El otro plantea que la ciudad necesitaría un número considerablemente mayor de licencias, tanto de taxi como de VTC, para atender la demanda.
Ambos estudios hablan de Madrid, pero parecen analizar ciudades diferentes. Por eso, la primera reacción lógica ante estas conclusiones tan opuestas es preguntarse cómo es posible que los diagnósticos sean tan distantes. Y esa pregunta, más que buscar un culpable, invita a revisar con cuidado de dónde parte cada trabajo, quién lo impulsa y qué modelo de movilidad se proyecta en cada uno.
Los informes técnicos no son documentos neutros, sino que responden a metodologías, supuestos y enfoques que pueden llevar a lecturas muy distintas de una misma realidad.
La importancia de conocer el origen
En el caso del estudio que plantea la necesidad de un aumento significativo de licencias, conviene recordar que ha sido elaborado para una plataforma de movilidad. Esto no invalida el análisis, pero sí ayuda a comprender el marco desde el que se interpreta la demanda y la oferta de movilidad.
Como ocurre en cualquier ámbito regulado, las empresas y los sectores implicados elaboran estudios que reflejan su visión de cómo debería evolucionar el mercado. Lo relevante no es cuestionar su existencia, sino entender su perspectiva.
Del mismo modo, el informe que advierte de un colapso, subraya inconsistencias y riesgos en el actual modelo, y responde también a una preocupación concreta. Esto es, la necesidad de garantizar una movilidad ordenada, sostenible y compatible con el funcionamiento cotidiano de la ciudad.
Cuando los estudios se convierten en parte del debate
La publicación casi simultánea de estos documentos pone sobre la mesa que los estudios ya no solo describen el sistema de movilidad, sino que forman parte del propio debate sobre cómo debe evolucionar.
En ese contexto, más que contraponer cifras, lo que necesita Madrid y especialmente un sector como el taxi, cuya regulación es clave, es claridad metodológica y análisis comparables, con criterios transparentes y consistentes. Solo así se pueden construir diagnósticos útiles, que no dependan de quién encarga el informe, sino de la realidad de la ciudad.
Menos ruido, más preguntas relevantes
Las cifras, por sí solas, no explican Madrid. Y dos informes tan distintos no son necesariamente un problema, sino una oportunidad para repensar qué tipo de diagnósticos queremos y qué preguntas deben guiar la movilidad del futuro.
Porque lo importante no es cuántos estudios haya, sino cuánto entendemos de la ciudad que describen. Y, sobre todo, si esos análisis ayudan realmente a mejorar el servicio público del taxi y la movilidad de todos los madrileños.