Cuida tu cuerpo como cuidas tu taxi

Conducir un taxi no es solo un trabajo exigente en lo físico y mental, también lo es en términos de salud a largo plazo. Pasar muchas horas sentado, lidiar con el tráfico, mantener la concentración constante o trabajar por turnos son factores que pueden afectar progresivamente al bienestar del conductor si no se lleva un control adecuado.

Aunque renovar el carné de conducir implica superar un reconocimiento psicotécnico, existen otras revisiones médicas que conviene tener en cuenta si se quiere seguir trabajando con energía y prevenir problemas antes de que aparezcan.

Es el caso de la vista, una herramienta fundamental para cualquier conductor que, a medida que pasan los años, puede sufrir diferentes problemas como miopía, presbicia, cataratas o glaucoma, muchas veces sin síntomas evidentes al principio. Por ello se recomienda una revisión oftalmológica completa al menos cada dos años, o anual a partir de los 45. Además de medir la agudeza visual, conviene controlar la presión intraocular y el estado de la retina. Si conduces por la noche o con luz artificial durante muchas horas, este control es aún más importante.

También es importante realizar revisiones auditivas cada dos o tres años. El ruido constante del tráfico, la radio o el ambiente urbano puede provocar una pérdida auditiva progresiva. No oír bien no solo es incómodo, también puede ser peligroso al volante. Acudir al especialista permite detectar a tiempo posibles déficits y tomar medidas, como usar protectores en ambientes ruidosos o adaptar la conducción.

Otros factores que hay que tener en cuenta son el sedentarismo, el estrés y la alimentación fuera de casa, que aumentan el riesgo de hipertensión, colesterol alto y problemas cardiovasculares. Estos factores suelen ser silenciosos, pero tienen un gran impacto en la salud general, por lo que es recomendable hacerse un chequeo anual que incluya medición de la tensión arterial, niveles de glucosa, colesterol y control del peso.

Pasar tantas horas sentado y en la misma postura puede afectar la espalda, el cuello y las piernas. Muchas dolencias crónicas de los taxistas provienen de una mala ergonomía en el asiento o de la falta de estiramientos. Una consulta anual con un fisioterapeuta o especialista puede ayudar a prevenir contracturas y mejorar la calidad de vida.

Pero tan importante es estar bien físicamente como mentalmente. El aislamiento, los turnos nocturnos, las situaciones tensas con pasajeros o el cansancio acumulado pueden pasar factura. Si notas fatiga constante, insomnio o cambios en el ánimo, conviene hablar con un profesional de la salud mental. Dormir mal afecta a los reflejos, la memoria y la toma de decisiones al volante.

Y es que, al igual que un taxi necesita mantenimiento para circular en condiciones, el cuerpo del conductor también requiere revisiones periódicas. Por eso es importante apuntar estas visitas en la agenda y tratarlas como parte del trabajo profesional puede marcar la diferencia entre llegar bien a la jubilación o arrastrar problemas crónicos. Invertir en salud es también invertir en seguridad y calidad de vida.