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31/03/2016 11:25:13 - Gaceta del Taxi

PASAJEROVIP-NOVIEMBRE 2015


La llegada del otoño, acompañado de sus lluvias, llena los bosques de setas. Las rutas micológicas, que nos llevan de viaje por todo el país, son la mejor opción para disfrutar del aire libre y de la gastronomía en una simbiosis casi perfecta. Boletus edulis, pies de rata, angulas de monte, oronjas, lenguas de vaca, rebozuelos, níscalos…son algunas de las variedades que podemos encontrar en nuestros bosques.

 

 

 

Las setas son las reinas de los bosques en otoño. Cuando los cultivos ya se han recolectado, ellas se convierten en las estrellas de la gastronomía de esta estación de abundantes lluvias y primeras heladas. Pero no es algo nuevo. El consumo de setas por parte de ser humano se remonta a las sociedades del Paleolítico y Neolítico, que convivían con estas especies en plena naturaleza. Si bien no existen pruebas de su consumo, se cree que debieron conocer las setas y tratarían de comprobar si eran comestibles o venenosas, como hacían con los demás vegetales. 

 

 

No fueron los únicos. Civilizaciones como la griega, romana e hindú, las setas han considerado a las setas como alimentos sagrados. En oriente las culturas chinas y japonesa también han apreciado este manjar culinario, incluso con más profusión e interés. Pero no es hasta la llegada del Imperio Romano cuando se empiezan a tener datos. En este periodo eran esclavos escogidos quienes realizaban su recolección y catas de las mismas. Se consumieron grandes 

cantidades de setas con fines alimenticios, si bien también se empezaron a conocer los devastadores efectos de las setas venenosas. 

 

 

La recolección de setas

 

Rodeada de secretismo, los recolectores prefieren guardarse sus mejores lugares de recogida, la recolección de setas en la Península Ibérica es una actividad muy popular en muchas regiones como Cataluña, País Vasco, Aragón, Castilla y León y La Rioja.  

 

Pero también más allá de nuestras fronteras es una práctica habitual en casi toda Europa, incluyendo los países nórdicos, bálticos, eslavos. En Inglaterra, por ejemplo, gozan de una extendida temporada de recolección que promedia los 75 días en comparación con sólo 33 de la década de 1950.

 

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