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14/11/2019 - Gaceta del Taxi

Estado de emergencia en el taxi neoyorkino


Los taxistas de Nueva York viven una de sus peores crisis.  Miles de profesionales, en su mayoría inmigrantes intentando cumplir el sueño americano, viven a día de hoy completamente endeudados. Denuncian una burbuja financiera consentida desde las administraciones y reclaman un rescate público de 3 mil millones de dólares.

 

En 2013, las licencias de taxi de Nueva York llegaron a ser subastadas por el Ayuntamiento por 1 millón de dólares. Cinco años después, su precio ha caído en picado y los taxistas que pagaron esas cantidades no son capaces de afrontar los pagos mensuales de los préstamos contratados.Porque en este último lustro, mientras los precios de las licencias se disparaban, la propia administración permitía la entrada de las nuevas plataformas disruptivas sin control, lo que ha supuesto una importante caída en la recaudación de los profesionales.

 

Según un estudio realizado por el periódico The New York Times, en 2013 se subastó una licencia por 1,3 millones de dólares y se crearon créditos a 50 años para pagarlos. La revolución de las apps redujo ese precio a menos de 200.000 dólares, concretamente en una subasta de 2018 el precio de las licencias no superaron los 117.000 dólares. Con Uber y Lyft en las calles, los profesionales del taxi ingresan la mitad.

 

En cinco años, de acuerdo con los datos dados por Daily News, el ingreso promedio de un taxi amarillo cuyo dueño lo condujera, sin empleado, durante 10 horas de cinco días de la semana, era de 14.500$ por mes en 2013; en 2018, con 12 horas durante los siete días, era de 10.200$. Si en 2013 hacían 445.000 viajes por día, en 2018 hacían menos de 300.000, mientras que Uber y Lyft sumaban 490.000.

 

Con estas cifras, los 3.423 trabajadores independientes, según la NY Taxi Workers Alliance, ven imposible cumplir con las cuotas mensualese. Y la venta de la licencia no es suficiente para cubrir la deuda. En el caso de las grandes flotas, la salida es más fácil: declarar la bancarrota y aunque los profesionales independientes lo tienen más difícil, la garantía suele ser la vivienda habitual, según el sindicato solo en enero de este año se han declarado en bancarrota más taxistas que en los últimos 3 años.

 

La situación es tan desesperada que en 2018 nueve taxistas, de entre 51 y 65 años, se quitaron la vida ante la imposibilidad de salir de un círculo vicioso del que culpan a las autoridades. Denuncian al consistorio por haber inflado los precios durante 10 años mediante subastas y hacer la vista gorda ante intermediarios que ofrecían préstamos a inmigrantes sin ingresos, creándose de este modo una “burbuja financiera” que los fiscales federales ya están investigando.

 

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